Irina Vega = Porno ético

Estilo de Vida

L.M. 2024 01 04 Fotos ‘Unicornio’ de Irina Vega

Cuatro consejos para consumir porno de forma ética

– Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYclub, comunidad basada en la sexualidad liberal, explica las claves para disfrutar de la pornografía indie.
– La plataforma ofrece en abierto ‘Unicornio’, película rodada por Irina Vega, la primera directora de cine para adultos y alternativo de España.

¿Quién no ha visto una película porno alguna vez? No hay que negarlo, casi todo el mundo lo ha hecho en alguna ocasión y lo más normal es repetir. Es lógico sentir curiosidad, que el porno sea la mecha que haga que dejemos volar nuestra imaginación a solas o con alguien al lado para masturbarnos las veces que sea necesario. OK, hasta ahí, todo correcto. Lo que no debe ser el porno tradicional es un manual de instrucciones en el que basar nuestra sexualidad.
“La pornografía es una ficción, una performance que no pretende ser realista ni tiene el objetivo de representar el sexo real. Al igual que cuando ves ‘Superman’ sabes que no vas a poder volar si te pones una capa y te tiras de un edificio, es un absurdo creer que tu erección, tu squirt, tu cuerpo o tus orgasmos vayan a ser una copia de lo que viste en el porno”, explica Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYclub, comunidad basada en la sexualidad liberal.

Precisamente, JOYclub apuesta por el cine de referentes como Irina Vega, la primera directora de cine para adultos y alternativo de España. Vega dirige ‘Unicornio’, en la que se muestra la historia de una pareja que decide registrarse en JOYclub, donde comienzan a intercambiar mensajes con otra usuaria. De manera consensuada entre los tres, surge una cita que acaba de la manera más placentera. A lo largo de la película se ven gestos de cariño, entendimiento y afectividad, sin ningún tipo de imposición y de igual a igual, porque solo se trata de disfrutar y hacerlo con respeto.

Con cintas como ‘Unicornio’, disponible de forma gratuita para miembros de JOYclub, no se trata de demonizar a los portales de pornografía tradicional, pero sí visibilizar que es momento de hacerse determinadas preguntas. Por ello, Bizzotto anima a tomar conciencia de lo que se ve en el porno tradicional y comparte cuatro consejos para hacer un consumo ético del porno:

1.- El porno no es escuela. Cuando veas pornografía, recuerda que para rodarla ha habido diferentes cámaras, juegos de luces, descansos y negociaciones que no se muestran en pantalla. Al igual que el cine convencional, te permite ver solo una cara de la realidad. Asimismo, es importante tener en cuenta que las actrices y actores siempre se hacen pruebas de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) antes de rodar. Por eso, en ocasiones, no utilizan preservativos. Por otra parte, nada es improvisado, sino que previamente se acuerdan las prácticas que se llevarán a cabo: cada azote o escupitajo está consensuado. “El porno no es real ni pretende serlo”, puntualiza Bizzotto. Por ello, al consumirlo es importante ser consciente de ello y no tomarlo como escuela.

2.- Consume con conciencia. Antes de hacer clic en un vídeo porno, reflexiona. ¿Qué te parecen los títulos? ¿Cómo te sientes cuando lees determinadas frases? ¿Cómo impactan en ti y en la sociedad esas películas? No se trata tanto de encontrar la respuesta correcta, sino de llegar a formularnos esas preguntas. “Hay que ser crítico y no dar por hecho que las categorías y los títulos en las páginas porno son normales, válidos o éticos”, recuerda la socióloga.

3.- Busca otro tipo de pornografía. La portavoz de JOYclub aclara que no hay que demonizar todo el porno o condenar al mainstream. Sin embargo, sí que recomienda poner en valor otro tipo de cine X. Aquel que ofrece salarios y condiciones justas, que rompe con estereotipos o que muestra corporalidades diversas. También es ese que apuesta por estéticas y escenarios cuidados, planos interesantes y calidad artística. Es el conocido como “porno indie”, “alternativo” o “feminista”. Debido a la calidad y condiciones justas para los trabajadores sexuales, suele ser de pago. “Deberíamos preguntarnos por qué el otro porno no es de pago y las consecuencias de que sea gratis”, dice Bizzotto. Para quienes no cuenten con recursos para pagar una suscripción mensual, aconseja comprar una película cada cierto tiempo, pudiendo disfrutar y deleitarse con un buen cine desde otra mirada, contribuyendo a una industria responsable.

4.- Investiga a estas directoras de cine explícito. Además de la directora de ‘Unicornio’, Irina Vega, hay otras mujeres que apuestan por el porno ético. Entre ellas, Erika Lust, que ha desafiado los estándares de la industria, con películas de gran calidad centradas en el realismo y el placer sexual femenino. Otras productoras recomendables son Ersties, Lustery o PinkLabel.TV, el mayor portal de porno alternativo. Otra opción interesante es Pink&White, productora de cine queer especializada en mostrar la diversidad sexual del colectivo LGTBIQ+.

Aun así, la experta recuerda que no a todo el mundo tiene por qué gustarle la pornografía ni es un requisito para masturbarse o explorar la sexualidad. Y, para quien le guste, recuerda que no es algo de lo que avergonzarse. “Su consumo puede servir para explorar nuestros deseos y fantasías e, incluso, puede ser una forma de conectar eróticamente en pareja. Ver porno juntos puede ayudarnos a hablar de nuestros fetiches o anhelos, darnos ideas y estimular el deseo”, concluye la portavoz de JOYclub.